Tuesday, 31 July 2012

Estética (I)

"Recientemente, intentar formular una definición de estética parece ser una práctica casi tabú. En la creación y en el disfrute cotidiano de las artes son pocos los artistas o críticos que se refieren a una obra en términos de sus valores estéticos; al intentar evitar posturas de conflicto, se utilizan usualmente términos más "seguros", pero suficientemente ambiguos, como "expresividad", "técnica" e incluso "transgresión", entre otros [1].

La estética, erróneamente entendida en términos coloquiales como sinónimo de bello, nos introduce en un territorio en el que las fronteras no pueden ser vislumbradas, donde impera la subjetividad y parece que nos aleja de posiciones de investigación serias y científicas. Existe, de hecho, el riesgo de perderse entre opiniones contradictorias y profundos debates filosóficos - y, por qué no, estéticos - que parecen no llegar a conclusión alguna.

[...] La estética es la disciplina que estudia los fenómenos de naturaleza sensible en la relación entre sujeto y objeto. No se refiere, por lo tanto, a las experiencias ligadas sólo al arte, sino también a aquellos ligados a la naturaleza y, en general, a la apreciación que el ser humano hace, a través de sus sentidos, del mundo a su alrededor, al asumir que "la estética [...] no es una cualidad asociada únicamente a las obras de arte; por el contrario, el elemento estético está presente en la vida ordinaria cuando el sentimiento es evocado, su sustancia consiste en aquello que Dewey llama 'significados apreciados'." (Jaeger y Selznick 1964, 664) [2].

Gottlieb Baumgarten utiliza el término por primera vez en 1736 para definir "una ciencia que dirige la facultad cognoscitiva inferior, o ciencia del conocimiento sensible". En otra publicación, Aesthetica (1750), el autor profundizará sobre esta definición: "La estética (o teoría de las artes liberales, gnoseología inferior, arte del pensamiento bello, arte de aquello análogo a la razón) es la ciencia del conocimiento sensible."(Franzini y Mazzocut-Mis 1996) [3].

El autor señala como, aún si en el estudio de este conocimiento podemos encontrar confusión o contradicción, ésta es una condición esencial para descubrir la verdad; la confusión no debe ser ignorada, sino analizada con el fin de perfeccionar este conocimiento.

Immanuel Kant hablará algunos años después de una estética trascendental como "la ciencia de todos los principios a priori a la sensibilidad [...] que se organiza entorno a dos formas puras de intuición sensible, es decir, el espacio y el tiempo. [...] No se refiere a la representación del objeto a través del intelecto a la luz del conocimiento, sino a la relación, a través de la imaginación y utilizando sólo la forma intelectual del juicio, al sujeto y a su sentimiento de placer o disgusto. En tal caso hablaremos de un juicio de gusto, que Kant llama también juicio estético, que puede ser solamente subjetivo." (Franzini y Mazzocut-Mis 1996, 6, 7)

Dreifuss Serrano, Cristina (2011) L'estetica (del huachafo) nell'architettura contemporanea a Lima. Tesis para optar por el título de Dottora di Ricerca. Università degli Studi di Roma, La Sapienza.

Saturday, 28 July 2012

La vivencia estética (Plazaola, J.)

"Lo que llamamos bello es eso que impresiona nuestros sentidos, eso que empieza cautivando los ojos y los oídos, produciendo sensaciones deleitosas en nuestro aparato muscular.

Tan ligada a lo sensible está esta experiencia, que algunos han intentado reducir el goce estético a una reacción puramente orgánica. Grant Allen definía lo bello como 'aquello que provee a nuestro sistema nervioso de un máximo estímulo con un mínimo de gasto en procesos no vinculados a las funciones vitales' (Psychological Aesthetics, London 1877, pp. 30-37) e intentaba explicar por causas orgánicas la superioridad atribuida a la vista y al oído como fuentes de placer comparados con los sentidos 'inferiores0. También William James pretendió explicar la emoción estética por el conjunto de sensaciones orgánicas que ciertas percepciones desencadenarían por vía de reflejo ('No lloro porque estoy triste, sino que estoy triste porque lloro'); en un capítulo dedicado a las emociones delicadas (The subtler emotions), morales, intelectuales y estéticas, pretende mostrar que es en la sensación donde reside la fuente originaria de las emociones agradables que inconsideradamente creemos vinculadas a la representación misma. Otros han insistido en sensaciones dinámicas. La emoción musical, por ejemplo, no sería sino una repercusión cinestética y cenestétsica de la música. [...]

Todo esto es verdad, pero no es toda la verdad. Al escuchar un Norcturno de Chopin, no quedamos conformes si se nos dice que sólo nuestros oídos han sido complacidos. Ante la belleza tenemos la conciencia de que son facultades profundas de nuestro yo las que quedan colmadas y que este hecho es precisamente lo que caracteriza el placer de la belleza, discriminándolo de otros deleites sensibles, y por eso aceptamos la distinción que Kant estableció entre lo agradable y lo bello (Kant llamó agradable a lo que gusta a los sentidos en la sensación, y de lo cual decimos no sólo que gusta, sino que satisface un apetito (vergnügt). En cambio, lo bello es lo que simplemente gusta, promoviendo un juicio de gusto).  [...]

arkitectonica.blogspot.com
El goce estético está, pues, inseparablemente unido a los sentidos; éstos - dice San Agustín - anuncian el juicio de la razón, pero gozan antes de todo posible cálculo, porque poseen 'una capacidad cuasijudicial'. La intervención de la imagen sensible es tan decisiva en esta experiencia, que su papel hace de la contemplación artística una actividad en ciarto modo inversa a la operación mental del conocimiento puso; en éste, el objeto es percibido cuando se le reduce a sus rasgos esenciales; cuando se le descompone, se le desvitaliza y se le desensibiliza; en cambio, en la contemplación estética, aunque el comienzo sea idéntico, el proceso es inverso: 'la intuición estética se detiene en esa imagen primera, no va más adelante, y es la imagen la que queda sola en la conciencia' (Basch, Essais d'Esthétique p. 48.). Esta función de lo sensible y lo inteligible es quizá un rasgo esencial de la percepción estética."


Plazaola, Juan (2007) Introducción a la Estética. Historia, Teoría, Textos. Bilbao: Universidad de Deusto. pp 283-285.
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